martes, 10 de mayo de 2011

ADAPTACIÓN DEL CUENTO FOLCLÓRICO.

TODA CLASE DE PIELES.
En un reino muy lejano vivían unos reyes orgullosos de su preciosa hija. Era la niña más bonita de todo el reino, era querida por todos los súbditos menos por una persona, el hermano del rey, que nunca había querido a su sobrina.
Una mañana muy fría la niña se levanto y fue corriendo a la habitación de sus padres donde encontró a su madre llorando y entre sollozos la dijo que su padre había muerto.
La niña se puso muy triste de pensar que nunca más podría estar con su padre. Ella sería la elegida para hacerse cargo del trono cuando cumpliese 18 años.
Entonces su tío  pensó que era el momento para convertirse en el rey. Pero antes debería matar a la princesa.
El rumor corrió y corrió por todo el reino hasta que llego a oídos de la princesa, que decidió marchara lejos, lo más lejos que pudiese del reino para que su tío nunca la encontrase.
La noche siguiente cuando todo el castillo estaba durmiendo cogió los regalos que le había hecho su padre por alguno de sus cumpleaños. Un abrigo, el más bonito del mundo y con el que nunca pasaría frio las noches que estuviese lejos de su reino, un colgante que brillaría por las noches como las estrellas para que nunca tuviese miedo de la oscuridad y una pulsera que al hacer sonar recordaría a su padre y a su madre para que nunca los pudiese olvidar, también cogió el añillo con el que se caso su madre para tener un recuerdo suyo.
Cuando despertaron y vieron que la princesa no estaba todo el reino se puso muy triste menos el tío que era la persona más feliz del mundo, porque se iba a convertir en lo que tanto tiempo había estado soñando, en el rey más poderoso.
La madre de la princesa no paraba de llorar pensando que había perdido lo que más quería en el  mundo a su preciosa hija y que nunca más podría volver a reír con ella ni verla.
La princesa corrió y corrió durante días y días alejándose todo lo que pudo de su reino para que nunca la encontrase, paso noches enteras en el bosque, se escondía donde podía para que los animales no la encontrasen acurrucada con su abrigo. Ya casi no la quedaban fuerzas para seguir huyendo cuando  a lo lejos vio lo que parecía un pequeño reino donde pensó que sería un buen lugar donde parar a descansar y beber un poco de agua fresca.
Cuando por fin llego al reino casi sin aliento vio el castillo más bonito que nunca antes había visto y decidió buscar trabajo en ese pequeño pueblo donde la gente parecía muy buena y amable.
Fue al castillo todos los días para preguntar que si la podían dar un trabajo. Que estaba sola en la vida y que no tenía a nadie ni nada donde poder acudir a pasar las noches de invierno, que solo tenía un abrigo que tampoco recordaba cómo había conseguido pero que la mantenía caliente. Todos los días tenía la misma respuesta, un no, pero ella no se daba por vencida y seguía acudiendo al castillo. Hasta que un día, el príncipe la vio desde la ventana de su habitación y bajo corriendo a preguntar quién era esa muchacha tan guapa. Le contaron que era una chica que iba todos los día pidiendo un trabajo porque estaba sola y no recordaba nada de lo que la había sucedido anteriormente.
El príncipe ordeno enseguida que acogieran a la muchacha a la que llamaban toda clase de pieles y que le dieran un trabajo a cambió de comida y una cama donde poder dormir.
Cuando la dieron la noticia empezó a saltar por todo el jardín y dijo a la corte del príncipe que nunca se arrepentirían de haberla dado un trabajo, que haría todo lo que la pidiesen que trabajaría como la que más y que nunca tendrían un problema con ella.
La empezaron a preguntar que qué sabia hacer o que de que quería trabajar, estaba tan agradecida que dijo que la daba igual, que de lo que quisieran trabajaría.  Y pensaron que el mejor lugar sería sirviendo al príncipe.
Estaba muy nerviosa porque nunca había visto al príncipe y no sabía cómo era y tenía mucha curiosidad, pensaba será guapo, será feo, será mayor, será joven, será bueno conmigo o será malo.
Al verlo por primera vez supo que sería tan bueno con ella como no lo había sido nadie, y que era muy guapo, el príncipe más guapo que había habido y que habría  jamás, que era joven como ella, quizás un año mayor pero solo uno y se enamoro tan rápido como no pensaba que se podía enamorar.
Todos los días cuando tenía que servir al príncipe se miraba delante del espejo para ver si estaba guapa, bien peinada y se preguntaba para ella ¿se enamorara hoy de mi el príncipe?  Día tras día se hacía la misma pregunta. Pero lo que ella no sabía es que el príncipe no se podía enamorar de ella porque ya lo estaba desde el momento en el que la vio.
Pasaron los días hasta que una mañana la reina la dijo  iba  a haber una fiesta con todas las princesas de los reinos cercanos porque su hijo, el príncipe iba a cumplir los 18 años y debía encontrar una esposa con la que casarse para poder ser rey en un futuro y que debía comportarse muy bien  y servir no solo al príncipe, también tendría que servir al resto de los invitados.
Cuando la reina la dijo que habría una fiesta se puso tan contenta que sabía que por nada del mundo se perdería ese baile.
Fue por todo el castillo buscando un bonito vestido que poder ponerse para ser la princesa más bella esa noche, cuando lo encontró corrió a su habitación y peino su precioso pelo, se puso el vestido, el colgante que su padre la regalo para que al brillar nadie la pudiera identificar,  la pulsera para saber que sus padres estaban con ella y el añillo de su madre. Estaba tan guapa que sabía que en cuanto el príncipe la viese solo querría bailar con ella.
Por la noche cuando todo el mundo estaba preparado para la gran fiesta la princesa toda clase de pieles no aparecía por ningún sitio, ella estaba esperando a que el salón estuviese lleno de gente para poder entrar sin que nadie se diera cuenta.
Cuando por fin entro en el baile el príncipe nada más verla con aquel vestido, ese colgante que brillaba tanto que apenas se la distinguía bien fue a bailar con ella, pero que raro no sabía quién era, estaba tan guapa que el príncipe nunca habría imaginado que esa muchacha era su sirvienta.
Pasaron las horas y el baile estaba siendo tan divertido que la princesa no se quería ir a su habitación y esperaba otro  y otro baile más. Cuando por fin se iba  a marchar apareció su tío y su madre que también habían sido invitados al baile y la madre que había visto tantas veces antes ese colgante no dudo ni un instante de que aquella preciosa chica era su hija, fue corriendo hacía ella y la dio un largo y fuerte abrazo, y empezó a gritar, estas viva, estas viva. Todos los que allí se encontraban no entendían nada excepto el tío que también lo supo en cuanto vio aquel brillo tan fuerte que producía el colgante que años antes la regalo su padre.
Cuando todo se calmo el príncipe la pidió una explicación y está contó toda la historia. Que se tuvo que marchar de su reino porque su tío quería asesinarla para poder convertirse en el rey y que todo aquel tiempo había estado fingiendo no ser una princesa. Al contar la historia el príncipe la dijo que estaba enamorado de ella y que si se quería casar con él, puesto que aquel baile era para encontrar una princesa con la que casarse y él ya la había encontrado.
La princesa se puso tan contenta que solo pudo decir que sí
Al casarse desterraron al tío tan lejos que nunca volverían a saber de él y ellos fueron felices y ambos reinos se convirtieron en uno solo y fueron los reyes más buenos que jamás habrían podido tener esos reinos.
Y colorín colorado....!!

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